martes, 29 de julio de 2014

En obra negra: la paradoja

En obra negra: 
la paradoja



Narradores, poetas, ensayistas, bloggeros, lectores, ¿han escuchado hablar de la “paradoja” como una figura retórica? Paradoja “viene de dos palabras griegas: pará, fuera de; y doxa, opinión. Cicerón la llama cohabitatio. Esta es una figura lógica o de pensamiento que consiste en emplear expresiones o frases que envuelven contradicción. ‘Pues no sabe lo que gana el que pierde a una mujer’ (de una canción popular). Xavier Villaurrutia emplea una paradoja cuando dice: ‘Así, robando la luz / seguimos sin llegar / sin partir’ (del poema ‘Viaje’). Otro ejemplo es la primera estrofa de un poema de Gabriela Mistral:

En costa lejana
y en mar de Pasión,
dijimos adioses
sin decir adiós,
Y no fue verdad
la alucinación.
Ni tú la creíste
ni la creo yo
y es cierto y no es cierto
como en la canción.

‘Decir adioses sin decir adiós’ y ‘Es cierto y no es cierto’ son dos paradojas”. (Jesús María Navarro: Diccionario de figuras retóricas).

En el siguiente fragmento del poema “Espero curarme de ti”, de Jaime Sabines, también encontramos esta figura:

Espero curarme de ti en unos días.
Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible.
Siguiendo las prescripciones de la moral en turno.
Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana?
No es mucho, ni es poco, es bastante.
En una semana se puede reunir todas las palabras de amor
que se han pronunciado sobre la tierra y
se les puede prender fuego.
Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado.
Y también el silencio. Porque las mejores palabras de amor
están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral
y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero
cuando digo: "qué calor hace", "dame agua",
"¿sabes manejar?", "se hizo de noche"
Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías,
te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero").
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo.
Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras:
guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura.
No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana
para entender las cosas. Porque esto es muy parecido
a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

¿Encontraron la paradoja?, ¿qué otra se les ocurre? Seguramente muchas más. La vida está llena de ellas.

 Isis Padilla

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