En obra negra:
la sinécdoque
Esta sección de nuestro blog está dedicada a los escritores y “arquitectos del lenguaje" en general; su intención es analizar los recursos como ornamentos retóricos, entendiéndolos como técnicas para usar el lenguaje con fines persuasivos o estéticos. Lo que pretendemos no es mostrar verdades, sino generar un diálogo entre los amantes del discurso: narradores, poetas, ensayistas, bloggeros, lectores…
Empezamos con la sinécdoque, una figura retórica que nos
ayuda a comprender la elasticidad de las palabras; además, nos deja claro que no
siempre es un error no atender a su significado inmediato. Y mucho de esto es
lo que hacen los grandes escritores: hacer que una palabra nos dé una referencia
inesperada.
Etimológicamente, sinécdoque viene del griego sin, junto con; y déjomai, recibir, tomar; podríamos definirla como una figura
retórica que consiste en “extender, restringir o alterar la significación de
las palabras por distintas relaciones que se establecen entre ellas”. (Jesús
María Navarro: Diccionario de figuras
retóricas).
Existen muchos tipos de sinécdoque que podemos encontrar no
solamente en la literatura, sino también en muchas construcciones del habla
cotidiana, pues no olvidemos que el origen de la retórica, en Grecia, con los
sofistas, lo encontramos en la oralidad como la técnica para expresarse de
manera adecuada para persuadir a un determinado auditorio.
Podemos encontrar y ejemplificar algunos tipos de sinécdoque:
a) La parte por el todo: “Muchas mentes están involucradas
en este delito”. Aquí vemos cómo “mentes” sustituye a las “personas”
involucradas, y, al mismo tiempo, el significado de “mente”, que representa una
parte (de manera abstracta) de una persona, se extiende para hacerse pasar por una
especie de sinónimo. Esta figura también se da inversamente: el todo por la
parte: “México perdió contra Holanda”; aquí nos referimos no a los países, sino
al pasado y desafortunado suceso de nuestra selección de futbol.
b) El continente por el contenido: “Se tomó tres vasos”. Quién
no recuerda la ocurrente corrección de los anfitriones cuando les solicitamos
una vaso de agua. En este ejemplo, el significado de “vaso” es una alteración,
pues es imposible que bebamos un vaso; sin embargo, el continente pasa a
representar el contenido, que, en este caso, nos sugiere algún líquido. También
ocurre de la manera contraria: el contenido por el continente.
c) El género por la especie: “Es un defecto de los
mortales”, en lugar de decir “de los hombres”; o la especie por el género:
“Vamos a unos frijolitos” en lugar de “Vamos a comer”.
d) El singular por el plural: “Cuando llora el hombre”, en
lugar de “cuando lloran los hombres”; o el plural por el singular: dice Silvio
Rodríguez: “Vienes quemando la brisa / con soles de primavera”; el sol es
solamente uno.
Otras construcciones que encontraremos son: la materia por
el objeto, lo abstracto por lo concreto y el signo por la cosa representada. ¿Tienen
a la mano algún ejemplo?
Ana Isis Cardona Padilla
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