martes, 1 de julio de 2014

En obra negra: la sinécdoque


En obra negra: 
la sinécdoque






Esta sección de nuestro blog está dedicada a los escritores y “arquitectos del lenguaje" en general; su intención es analizar los recursos como ornamentos retóricos, entendiéndolos como técnicas para usar el lenguaje con fines persuasivos o estéticos. Lo que pretendemos no es mostrar verdades, sino generar un diálogo entre los amantes del discurso: narradores, poetas, ensayistas, bloggeros, lectores…



Empezamos con la sinécdoque, una figura retórica que nos ayuda a comprender la elasticidad de las palabras; además, nos deja claro que no siempre es un error no atender a su significado inmediato. Y mucho de esto es lo que hacen los grandes escritores: hacer que una palabra nos dé una referencia inesperada. 



Etimológicamente, sinécdoque viene del griego sin, junto con; y déjomai, recibir, tomar; podríamos definirla como una figura retórica que consiste en “extender, restringir o alterar la significación de las palabras por distintas relaciones que se establecen entre ellas”. (Jesús María Navarro: Diccionario de figuras retóricas).



Existen muchos tipos de sinécdoque que podemos encontrar no solamente en la literatura, sino también en muchas construcciones del habla cotidiana, pues no olvidemos que el origen de la retórica, en Grecia, con los sofistas, lo encontramos en la oralidad como la técnica para expresarse de manera adecuada para persuadir a un determinado auditorio.



Podemos encontrar y ejemplificar algunos tipos de sinécdoque:



a) La parte por el todo: “Muchas mentes están involucradas en este delito”. Aquí vemos cómo “mentes” sustituye a las “personas” involucradas, y, al mismo tiempo, el significado de “mente”, que representa una parte (de manera abstracta) de una persona, se extiende para hacerse pasar por una especie de sinónimo. Esta figura también se da inversamente: el todo por la parte: “México perdió contra Holanda”; aquí nos referimos no a los países, sino al pasado y desafortunado suceso de nuestra selección de futbol.



b) El continente por el contenido: “Se tomó tres vasos”. Quién no recuerda la ocurrente corrección de los anfitriones cuando les solicitamos una vaso de agua. En este ejemplo, el significado de “vaso” es una alteración, pues es imposible que bebamos un vaso; sin embargo, el continente pasa a representar el contenido, que, en este caso, nos sugiere algún líquido. También ocurre de la manera contraria: el contenido por el continente.           

c) El género por la especie: “Es un defecto de los mortales”, en lugar de decir “de los hombres”; o la especie por el género: “Vamos a unos frijolitos” en lugar de “Vamos a comer”.



d) El singular por el plural: “Cuando llora el hombre”, en lugar de “cuando lloran los hombres”; o el plural por el singular: dice Silvio Rodríguez: “Vienes quemando la brisa / con soles de primavera”; el sol es solamente uno. 



Otras construcciones que encontraremos son: la materia por el objeto, lo abstracto por lo concreto y el signo por la cosa representada. ¿Tienen a la mano algún ejemplo?

Ana Isis Cardona Padilla




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