¿Tu estilo de escritura se inclina hacia la forma lúdica del lenguaje? La “corrección” como recurso retórico puede ser útil para ti. Al momento de hablar, algo “se nos puede salir”, es decir, podemos decir lo que no queríamos o decirlo de una manera no planeada (el subconsciente es canijo); en tal caso, para los hablantes terrenales comunes es imposible regresar el tiempo para “no haberlo dicho”.
La escritura, en cambio, implica otro proceso: nos permite pensar
antes, borrar, cambiar, reescribir… Sin embargo, hay veces que un autor puede
afirmar algo, expresar una fórmula de disculpa y decirlo de otra manera. Esto
queda como una fórmula aparentemente inocente que carga de sentido tanto la
primera expresión como la segunda y el conjunto, esto representa el uso de la
figura retórica en cuestión.
El Diccionario de
figuras retóricas de Jesús María Navarro explica la figura “corrección” (en
latín correctio, en griego epanortosis) de la siguiente manera: “Es
la figura que enmienda un fingido equívoco o limitación para acentuar la
importancia o magnitud del asunto. Ejemplo tomado de un sermón guadalupano: ‘Pues
esta misma felicidad, dije mal, con mayores ventajas y con mayor satisfacción
nos la promete María Señora’. Silvio Rodríguez tiene esta misma
figura en una de sus canciones: ‘Y así bajé hasta la guerra, perdón,
quise decir a la Tierra’ (el poeta está acentuando la agresividad vivida en nuestro
planeta)”.
Otro ejemplo de esta figura lo encontramos en Viaje a Parnaso, de Miguel de Cervantes:
“Que caducáis sin duda alguna creo;/ creo… No digo bien, mejor diría/ que toco
esta verdad y que la veo”.
Tú, narrador, poeta, ensayista, bloggero, lector, ¿tienes
algún otro ejemplo de corrección?
muy buen articulo, gracias por la información, es de mucha utilidad,
ResponderEliminarGracias a ti, Berenice, por seguir este diálogo sobre el lenguaje.
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